lunes, 2 de septiembre de 2013

El cuatrimestre más divertido del mundo vitivinícola

Mural, detalle del Calendario Agrícola. Septiembre (s.XII).
Real Colegiata de San Isidoro, León


Los últimos cuatro meses del año constituyen el período de mayor vértigo en el mundo vitivinícola, al menos en Canarias, y muy particularmente en la comarca Tacoronte-Acentejo.

La emoción y nervios del devenir de la vendimia que tiene lugar en dicho momento –prácticamente todo septiembre y octubre– unido a la habitual impaciencia por el ritmo de las ventas de vino en el mercado, se unen a los esfuerzos de comercialización e imagen que durante todo el año tienen lugar para equilibrar la siempre interesante balanza de ingeniería financiera y comercialización que permita la viabilidad del negocio vitivinícola. 

Obviamente, el ciclo de la vid adquiere en este momento del año su mayor glamour y acapara los flashes de la prensa no especializada como en ningún otro momento. Los comentarios asociados a la época de vendimia son impagables en las esquinas de la comarca y llegan hasta los rincones de la ciudad: bodegueros y viticultores atentos al momento de recogida de la uva, mientras el consumidor general se hace eco de la calidad de la cosecha de este año.

Tras la vendimia, se entra de lleno en la ejecución del programa de actos que en el caso de Tacoronte-Acentejo, su Consejo Regulador junto con otras instituciones públicas y privadas, lleva a cabo en la ciudad de La Laguna en el mes de noviembre. Una ciudad de moda en estos momentos donde siempre hay viandantes en sus callejuelas y donde no paran de brotar comercios y tascas con manifiesto interés en vender vino; aparte del empuje eterno que la savia nueva aporta la Universidad enclavada en dicho municipio, hace de ella un lugar con múltiples opciones para el comerciante de vinos. Con ello, la efervescencia lagunera es un atractivo reclamo para toda bodega que desee vender su producción vinícola, y el programa de actos conocido como “Noviembre, mes del vino Tacoronte-Acentejo en La Laguna” el escenario ideal para que las bodegas muestren sus virtudes al público urbano.

Por último, diciembre invita a realizar un sprint de esfuerzo para aprovechar la campaña de las fiestas de Navidad. El momento ideal para consumir en familia nuestros vinos y lograr elevar las ventas de vino, incluso en el entorno inmediato.

¡Pero claro!, para que la felicidad mostrada en los párrafos anteriores sea realidad, hay que preparar las distintas acciones comerciales desde ¡YA!


Ese es el reto.

Santi S.

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